El colombiano Manuel Júnior Cortés, único sobreviviente de una matanza de nueve compatriotas, un venezolano y un peruano en Venezuela el pasado 24 de octubre, regresó hoy a Colombia, informaron fuentes oficiales.
Foto: AFP Photo / John Castellano
La Guardia Nacional venezolana entregó a Cortés, de 18 años, a agentes del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, inteligencia estatal) y a funcionarios de la Defensoría del Pueblo en el puente internacional Simón Bolívar, en Cúcuta, nordeste.
Familiares y decenas de personas se agolparon en el lugar para dar la bienvenida a Júnior Cortés quien se declaró “feliz” de regresar a su país, dijo a periodistas un funcionario colombiano.
Júnior Cortés era integrante del equipo de “Los Maniceros”, que fueron secuestrados por hombres armados cuando jugaban un partido de fútbol el 11 de octubre en una cancha de la población de El Chururú, del municipio de Fernández Feo, del estado venezolano del Táchira.
Los secuestrados fueron ejecutados 14 días después cerca del lugar en el que habían sido tomados cautivos.
El sobreviviente de la masacre trabajaba en Venezuela desde septiembre como cargador de mercancía en camiones.
Hace pocas semanas relató a periodistas desde un hospital en Caracas que tras el secuestro, estuvieron “14 días comiendo solo arroz, atún y agua”.
Narró que fueron llevados a algo parecido a “un campamento” en la cima de una montaña, atados por parejas con cadenas y candados en el cuello y custodiados por cerca de 18 hombres al mando de alguien al que le decían “Payaso”.
Dos semanas después del secuestro, añadió entonces desde una clínica de Caracas, “llegó un personaje (…) con la gran noticia de que todos nos íbamos”.
Todos, añadió, “nos pusimos muy alegres y hasta lloramos de la alegría. Pero no sabíamos que esa salida era para fusilarnos”.
“Nos hicieron bajar (de unas camionetas) y arrodillados en el piso y golpeándonos sentimos la ráfaga de seis o siete disparos, de los cuales me pegaron uno solo”, relató Cortés.
“Uno o dos minutos después abrí los ojos y estaba vivo. Toqué a los demás amigos, pero estaban muertos. Me levanté y camine como tres horas y media hasta que vi la luz de una casa, llegué y toqué la puerta y un señor me abrió”, indicó y aun se pregunta que no sabe porque los secuestraron y los ejecutaron.
Foto: AFP Photo / John Castellano
La Guardia Nacional venezolana entregó a Cortés, de 18 años, a agentes del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, inteligencia estatal) y a funcionarios de la Defensoría del Pueblo en el puente internacional Simón Bolívar, en Cúcuta, nordeste.
Familiares y decenas de personas se agolparon en el lugar para dar la bienvenida a Júnior Cortés quien se declaró “feliz” de regresar a su país, dijo a periodistas un funcionario colombiano.
Júnior Cortés era integrante del equipo de “Los Maniceros”, que fueron secuestrados por hombres armados cuando jugaban un partido de fútbol el 11 de octubre en una cancha de la población de El Chururú, del municipio de Fernández Feo, del estado venezolano del Táchira.
Los secuestrados fueron ejecutados 14 días después cerca del lugar en el que habían sido tomados cautivos.
El sobreviviente de la masacre trabajaba en Venezuela desde septiembre como cargador de mercancía en camiones.
Hace pocas semanas relató a periodistas desde un hospital en Caracas que tras el secuestro, estuvieron “14 días comiendo solo arroz, atún y agua”.
Narró que fueron llevados a algo parecido a “un campamento” en la cima de una montaña, atados por parejas con cadenas y candados en el cuello y custodiados por cerca de 18 hombres al mando de alguien al que le decían “Payaso”.
Dos semanas después del secuestro, añadió entonces desde una clínica de Caracas, “llegó un personaje (…) con la gran noticia de que todos nos íbamos”.
Todos, añadió, “nos pusimos muy alegres y hasta lloramos de la alegría. Pero no sabíamos que esa salida era para fusilarnos”.
“Nos hicieron bajar (de unas camionetas) y arrodillados en el piso y golpeándonos sentimos la ráfaga de seis o siete disparos, de los cuales me pegaron uno solo”, relató Cortés.
“Uno o dos minutos después abrí los ojos y estaba vivo. Toqué a los demás amigos, pero estaban muertos. Me levanté y camine como tres horas y media hasta que vi la luz de una casa, llegué y toqué la puerta y un señor me abrió”, indicó y aun se pregunta que no sabe porque los secuestraron y los ejecutaron.
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